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viernes, 15 de marzo de 2013

Cuando una persona se ve aquejada de una enfermedad tan grave como el cáncer, tiene dos opciones a seguir: o lucha contra la enfermedad de la mejor forma que pueda o se rinde ante ella. El Perú ha escogido la segunda alternativa ante el gravísimo mal padecido. La política vana, falaz, estupidizante, creadora de zombis, anquilosadora de mentes jóvenes y fuertes, tomó los órganos más sensibles del organismo patrio desde hace muchísimos años y  feroz, ha corroído su sistema. Así, pues, no hay acto o acción importante o no, que no se haga sin su dosis de política barata. La cultura, el deporte, la educación toda ha caído ante la política; si no existen réditos políticos muchas desiciones urgentes para el país dejan de tomarse y si hay elecciones o revocatorias ad portas, no hay obra dejada de inaugurar aunque no se haye cabalmente concluida.
Los habitantes del país dejaron de luchar (si es que alguna vez lo hicieron) contra este mal y resignados se dejan llevar por las sacudidas de la torva enfermedad en un sentido o en otro. Tres grandes masas infecciosas detentan el control sobre este organismo enfermo: la Derecha bruta, la Izquierda idiota y aquella masa creciente cada día más y auto definida como de centro izquierda o centro derecha, según sean las condiciones favorables para sus apetencias. Estos cuadros infecciosos han hecho pasto del paciente aprovechando el bajo nivel de hierro en su sangre y la escacez de  fósforo en su cerebro; por eso el enfermo a veces piensa a la derecha, a veces a la izquierda y a veces no piensa en nada, resultando tan solo un monigote ante la voluntad política de estos elementos cancerígenos triunfantes en la tarea de someter el cuerpo invadido a la pasividad ovejuna y a la resignación animal.
La capital de este territorio habitado llamado Perú irá a una revocatoria de autoridades municipales el 17 de marzo del presente año y quiérase o no, se tendrá que votar bajo extorsión de multa. A un lado los defensores del "Sí" a la revocatoria argumentan que la alcaldesa "no ha hecho nada" y/o que "viene mintiendo al pueblo"; a la vera de el frente los que defienden el "No" aseguran que "todo es mentira" y "que hay intereses oscuros detrás de la revocatoria". Fuera del dineral gastado  y que se gastará en el proceso y que provendrá del bolsillo de todos los peruanos, se me ocurre que el malo del cuento no es tan malo y que la oscuridad de la noche no es tan oscura. ¿Tan mala gestión ha realizado la alcaldesa para merecer por "clamor popular" la revocatoria?... No; ¿Ha cometido imprudencias, meteduras de pata y acciones que justifiquen la crítica a su desempeño?...Si. ¿Hay "elementos oscuros detrás de la revocatoria?....No, pues  podemos distinguir las siluetas del ventrudo ex presidente Alan García y del silencioso ex alcalde capitalino Castañeda Lossio, quien no gozó de una "multitud furibunda" y firmante para su revocatoria en su periodo edil..¡Vaya su suerte!....
Quienes no sabían del tema casi nada y andaban muy ocupados en sus asuntos, luego de ser aceptada la revocatoria municipal, empezaron a sentirse engañados y decepcionados de la alcaldesa en una especie de "post-síntomas", y se unieron al coro griego al desconocerle   hasta la buena voluntad en algunos de sus proyectos, y enrostrarle la interrupción de algunas obras como el mal aventurado túnel de Santa Rosa, olvidando claro, que dicha obra comenzada por la anterior administración fue mal ejecutada y se derrumbó, por lo que debió ser interrumpida. Sin embargo las buenas intenciones tampoco son suficientes y de ahí a concluir que el puesto le quedó ancho a la señora Villarán no carece de certeza.
Como limeño y descendiente de limeños jamás me pareció adecuada para el puesto ni la señora Flores ni la señora Villarán, pero mucho antes que eso y en primer lugar, mucho más detestable que alguna de ellas ocupando el sillón municipal, siempre he creído y creo, que la mayoría de gente que habita Lima, no merece  habitarla: Lima les queda ancha. Solo hay que verlos y verlas ensuciar sus calles, sus muros, escupir sus pisos, defecar literalmente sobre sus suelos, y destruirla toda, poniendo de absurda excusa la pobreza. El desinterés de esta gentuza por su ciudad les haría merecer su revocatoria como ciudadanos a ella. Ojalá se pudiera; ojalá existiera una revocatoria para estas gentes. Ahí sí yo votaría. Mientras tanto, la política una vez más hará tabla rasa con todo en beneficio de algunos cuantos  y volverá a enfrentar a peruanos contra peruanos una vez más, Después de todo, enfrentarse entre ellos es lo que más saben hacer los habitantes de este  territorio habitado llamado Perú.
Es que esto va más allá de una revocatoria edil; es la voluntad del cancer manifestándose una vez más por sobre el enfermo que ya perdió la voluntad de vivir y, lo más importante, hasta de  pensar.


Ricardo del Castillo y Larraondo.
Lima.

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